
Nuestro mundo contiene una inmensa cantidad de agua en su superficie y grandes reservas bajo tierra, por ello, el cuidado de su ciclo es responsabilidad de todas y todos. Muchas personas utilizan y consumen diariamente este recurso, tal como debe ser con todas las personas; aunque en varias partes de nuestro planeta se ven afectadas por una tremenda escasez que no permite el desarrollo sano de la población. La cantidad y la calidad del agua es un tema de estudio a nivel planetario y se plantea como el sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el 2030: Agua limpia y Saneamiento. Este año, el agua debe ocupar el primer lugar en cuanto a políticas relacionadas a medioambiente y energía y la academia es parte fundamental, ya que se requiere una optimización de este líquido para alcanzar a satisfacer las necesidades humanas sin descuidar la atención a la naturaleza en sí, además de influir significativamente en economías como la paraguaya por sus centrales hidroeléctricas, que brindan energía limpia y renovable, crítica para nuestro desarrollo.
Las lluvias, los cuerpos de agua, las plantas, los animales, el suelo y el sol son algunos elementos que influyen significativamente en el ciclo del agua. Cuando el sol calienta la superficie de nuestro planeta, evapora parte del agua disponible, lo que forma las nubes y producen precipitaciones que, en contacto con el suelo y en los cuerpos de agua como ríos, lagos, mares y otros, es absorbido y filtrado por flora, tierra, piedras y demás materia existente. Este ciclo depende también del factor humano, más precisamente de su huella de carbono (desechos a lo largo de nuestras vidas); cuanto más contaminamos nuestro mundo, el agua que llega a nuestros hogares deberá recibir más tratamiento, lo que se traduce en mayor costo y una menor calidad de vida; esto en el caso de que tener a mano una fuente de agua, lo que no siempre sucede.
Alrededor de 800 millones de personas no tienen acceso a agua potable segura y el 40% no puede acceder a saneamiento básico, esto según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este recurso, a pesar de dar color a nuestro mundo desde el espacio, no es muy abundante con respecto a toda la masa de la tierra. El 70% de agua disponible en el manto de la tierra se divide en salada (97%, aprox.) y en dulce (3%, aprox.); de esta cantidad de agua dulce, está disponible menos del 0.007% para consumo seguro. Esta cantidad nos debemos distribuir entre todas las personas de este mundo y con la ayuda de la tecnología y los últimos avances de organismos de cooperación se puede reestructurar nuestra distributiva y evolucionar hacia prácticas de consumo más sostenibles y comprometidas con el ambiente y, sobre todo, con un gran sentido de empatía, lograremos uno de los objetivos más importantes para el 2030.
Paraguay: la tierra de agua
La calidad del agua que consumimos y de los puntos de saneamientos son aspectos críticos para la salud. Nuestro país es uno de los territorios con mejor distribución en el mundo; pese a ello, aún existe necesidad de varias comunidades. Paraguay tiene un sistema de gestión de recursos hídricos ejecutado por asociaciones comunitarias en su gran mayoría, lo que sostiene una relativamente equitativa distribución; sin embargo, la contaminación y el uso indiscriminado del líquido vital por parte de grandes empresas, son culpables de que se espere una crisis de agua, lo que conllevará a otras de energía, saneamiento y demás. Por eso, es importante actuar y mantener un control estricto sobre la distribución y la calidad del agua. En ese sentido, la Universidad Nacional de Asunción (UNA), a través de sus diferentes laboratorios de agua localizados en la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ-UNA), en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FACEN-UNA), en el Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (CEMIT-UNA) y el programa de maestría de gestión de recursos hidrológicos de la Facultad de Ingeniería (FIUNA) trabajan constantemente y en articulación con instituciones estatales para garantizar resultados certeros que sirvan de base para las políticas y decisiones al respecto.
Paraguay es un país mediterráneo con la tercera flota de barcazas más grandes del mundo y una gran cantidad de marineros con entrenamiento, pese a su condición geográfica. Nuestro territorio tiene una vasta cantidad de cauces hídricos, lagos, ríos, arroyos, cascadas y las reservas de agua dulce que yacen bajo nuestros pies, los acuíferos Yrenda, Guaraní y Patiño. Esta cantidad inmensa de agua que corre por nuestras tierras como venas que nutren nuestro hermoso y colorido paisaje necesita de nuestra intervención positiva para continuar con su ciclo natural de ida y vuelta, alejado de toda contaminación y ante la férrea atención de nuestras y nuestros compatriotas. En este año electoral, la sociedad debe mantener la mirada en representantes que aboguen por una mejor calidad de vida con una distribución equitativa de los recursos: agua, tierra y dinero.
Todas las personas que habitamos este planeta azul dependemos totalmente del agua para nuestra supervivencia como individuos y como especie, así como todas las demás especies de flora y fauna con quienes compartimos el mundo. Nuestro deber como los seres más inteligentes está vinculado al cuidado y a la sostenibilidad del recurso, no a su uso indiscriminado y egoísta. Cuidemos el agua que tomamos y la que nuestros descendientes tomarán.
Fuentes:
https://www.unesco.org/es/days/world-water
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/water-and-sanitation/
https://www.elagoradiario.com/agorapedia/cuanta-agua-planeta/
https://dende.org.py/temas/la-situacion-de-los-recursos-hidricos-en-el-paraguay/
https://onuhabitat.org.mx/index.php/comprender-las-dimensiones-del-problema-del-agua