
Satisfacerse al compartir es una cualidad que poseen muchas personas, entre ellas, docentes del mundo. La docencia en sí requiere de una sincera vocación con el hecho de dar, de pasar lo que saben a estudiantes que buscan esos saberes para alcanzar aquello que cada quien busca para sí.
A través del tiempo, las personas decidimos dejar nuestra educación en manos de quienes más saben. Esas personas siempre encontraron el gozo de compartir todo lo que tenían en sus mentes y que pueda ser de ayuda para el desarrollo de otra persona. Son los maestros, los docentes, los profesores.
Basta con un momento de ignorancia para darnos cuenta de la necesidad de conocer; por esto, la noble labor que cumplen docentes, todo el mundo, día tras día, resulta un pilar fundamental en los objetivos que dirigen a los países del mundo y que marcan las bases para toda la sociedad humana.
Incluso, muchas y muchos docentes tienen sobre sus hombros el peso de las diferentes coyunturas en las que se desarrollaron diferentes actores de la comunidad académica. En ese sentido, buscan la mejor alternativa para construir un puente que dirija esos conocimientos, directamente, a las mentes de sus estudiantes. En este ejercicio radica la principal importancia de su trabajo: convertir los contenidos programáticos en acciones que lleven a aprehenderlos e incorporarlos a la vida.
Desde el inicio del ciclo escolar, hasta el inexistente final de nuestra carrera intelectual nos cruzamos con diferentes docentes que marcaron nuestras mentes con su conocimiento y su compromiso con nuestro desarrollo académico y personal. Son quienes nos inician una revolución mental en cada clase y nos impulsan y enseñan a reflexionar y criticar lo inmóvil en pos de nutrirnos correctamente al transitar por un camino lleno de informaciones.
Una de las profesiones más importantes del mundo tiene, también sobre sí, la responsabilidad de navegar en un mar de informaciones para identificar y seleccionar las acertadas y rechazar las falsas. Esa nueva situación se extendió exponencialmente en el mundo con la llegada de la COVID-19, lo que aumentó la presión sobre educadores para determinar, mediante la rigurosidad científica, el valor de cada dato o de cada información.
Recientemente, la pandemia afectó profundamente nuestro sistema educativo, como en el resto del mundo. En retrospectiva, vemos una situación que nos obligó a reinventarnos en la educación y la cicatriz nos dio un nuevo terreno sobre el cual pisamos de manera más firme y contundente. En especial en el caso de docentes de diferentes niveles que accedieron a nuevos conocimientos para continuar con su importante tarea.
Ínclitas personas que supieron acomodarse ante las adversidades y ayudar a sus estudiantes a mantener su proceso educativo, hoy, son capaces de hacer mucho más desde diferentes espacios, lo que es una oportunidad para que la educación a distancia, a nivel nacional, permita el acceso de un mayor número de estudiantes, con las gestiones correspondientes. Al igual que en nuestra querida Universidad Nacional de Asunción (UNA), donde la academia virtual es una realidad ampliamente desarrollada.
A las y los docentes del mundo, por su día: ¡Que aumenten las victorias y que, en ustedes, viva por siempre la ciencia y la humildad!