
El Día Internacional de la Mujer, como cada 8 de marzo, conmemora la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como personas, por la protección de los derechos de todas las mujeres en sus actividades laborales y contra la violencia que se ejerce sobre ellas, en todas sus formas.
Trabajar dignamente en Paraguay es una tarea aún más difícil para las mujeres, quienes tienen que enfrentarse a diferentes abusos, ejercidos en su mayoría, por hombres, en la mayor parte de las horas del día; ya sea en el puesto laboral, en la casa, en la calle o en cualquier otro espacio.
Una sociedad como la nuestra rebosa de manifestaciones abusivas y violentas en contra de las mujeres; y la lucha feminista, según los manifiestos de organizaciones de mujeres, publicados hasta este año, se muestra como un camino que busca el bienestar total de una sociedad equitativa y con oportunidades para todas y todos. La Universidad Nacional de Asunción (UNA) no está ajena a esta situación, que se hace cada vez más evidente, cuanto mayor es el reclamo de las mujeres; por ello, mantenemos un firme compromiso con la protección de las mujeres a través de normativas y sanciones que regulan la conducta de nuestra comunidad.
El trabajo es uno de los derechos más básicos de los seres humanos, además de una vida digna en un entorno seguro y otros con igual importancia. La lucha de las mujeres por alcanzar este estado de derecho comenzó, aproximadamente, con la histórica y martírica muerte de trabajadoras de una fábrica textil, en 1857, en Estados Unidos, quienes luchaban por acceder a mejores condiciones laborales y por el respeto de sus derechos.
Diariamente, podemos observar violencia de todo tipo hacia las mujeres trabajadoras, quienes reciben menores remuneraciones con respecto a los hombres, son víctimas de propuestas abusivas y denigrantes, sólo en el trabajo fuera de su hogar. Dentro, muchas de ellas, son quienes mantienen el hogar y se encargan del cuidado de hijas e hijos, de personas de la tercera edad o discapacitadas, además, tienen a su cargo la limpieza, la cocina y el monitoreo escolar. Estas actividades no reciben remuneración y muchas veces, ni la mínima ayuda de parejas y familiares.
En Paraguay se registra un promedio de 35 feminicidios por año, según el Observatorio del Ministerio de la Mujer, y en el 2023 ya alcanzó a su 11° víctima. Esta situación resulta muy preocupante para la seguridad y para la vida plena de las mujeres; por esta razón se movilizan año tras año con el mismo pedido: vivir y trabajar dignamente. Este año el lema es “Por nuestros derechos laborales y contra todas las violencias” y hace referencia al pedido directo al estado de políticas que garanticen los derechos de todas las trabajadoras mujeres, en cualquiera de sus actividades laborales y la seguridad en sus vidas.
La historia y los números no pasan desapercibidos para la UNA, que trabaja con toda la comunidad universitaria en el desarrollo de acciones que lleven seguridad, respeto y dignidad a todas las personas, en especial a las mujeres. El estudio académico de esta realidad abarca diversas aristas, entre las que se destacan los problemas sociales y ambientales como principales flagelos a eliminar del camino de la lucha laboral feminista. Entre estos problemas se puede observar la enorme brecha de desigualdad en toda la sociedad y que se marca aún más entre mujeres y hombres; esto es objeto de estudio y, según afirmaba el destacado filósofo español y radicado en México, Dr. Luis Villoro, ya a finales de los 90’:
“Constituye un caso especial entre todas las discriminaciones sociales. En efecto, a diferencia de otros casos, no constituyen una clase social, ni un grupo específico; no son una comunidad, ni una minoría social o racial, atraviesan todos los grupos y pueblos y, en todos ellos, son una inseparable mitad. Acabar con las condiciones que han permitido su desigualdad social y política sería, después de la liberación de los esclavos, la mayor revolución emancipadora”. (CEPAL, 2018, p. 2)
La academia debe ser la fuente de los más exhaustivos análisis de estas situaciones y proponer soluciones a largo plazo con el apoyo necesario a los sectores interesados en un cambio verdadero, a través de la ciencia y de la cultura. En ese sentido, cabe destacar que la UNA genera normativas como el código de conducta, de ética y reglamentos que deben ser cumplidos por la comunidad con el objetivo de establecer un ambiente seguro para todas y todos, que pueda replicarse a escala nacional.
Fuentes:
https://www.facebook.com/parointernacionaldemujeresparaguay
https://www.un.org/es/observances/womens-day/background
http://observatorio.mujer.gov.py/
https://crpd.cepal.org/3/sites/crpd3/files/presentations/panel2_marcelaeternod.pdf