
Todas las personas están protegidas por diferentes normas nacionales e internacionales que garantizan la vida, la libertad y la integridad; y vos… ¿Alguna vez sentiste que te seguían mientras caminabas por la calle? ¿Dudás de todos en el colectivo? ¿Seguiste en una relación por miedo? ¿Te parece que tus palabras son ignoradas, aunque sean correctas; a menos que tengas el respaldo de otro? ¿Seguiste el hilo por temor? ¿Te hicieron una pregunta incómoda para acceder a un puesto? ¿Ya te gritaron improperios por la calle? ¿Ya te sentiste como un objeto o una propiedad? ¿Ya te sentiste confundida, culpable o fácil? ¿Podés ejercer tu voluntad soberana sobre vos?
Otra pregunta: ¿dudaste en la respuesta de alguna de las anteriores?
Dada la realidad en la que vivimos, si muchas de tus respuestas fueron que sí, es posible que seas una mujer y que tus principales problemas de vida se deban a la reacción masculina negativa a esa condición: ser mujer. La violencia contra las mujeres es una constante y su erradicación es urgente.
Al respecto, el vacío que existe en este problema social puede llevar a varios resultados posibles; aunque el peor escenario siempre será el feminicidio. Un término que se incorporó a nuestro sistema legal por considerarse una realidad muy grave, que nos afecta como sociedad. Son dos puntos diferentes la existencia de normas y su aplicación, para lo cual la cultura ejerce un papel determinante en las decisiones de los órganos ejecutores de las garantías y sus representantes.
Si bien, nuestro país cuenta con leyes, reglamentos, procedimientos y otros documentos oficiales que reflejan este comportamiento de los hombres y tratan de corregirlos; en la realidad, la mayoría de las veces, solo quedan en papeles. Esto puede deberse a diferentes circunstancias pero a un solo motivo: el miedo y la normalización. El Observatorio de la Mujer, del Ministerio de la Mujer, revela que hasta octubre de este año se registraron un total de 32 feminicidios y 7 intentos fallidos. Esto no termina allí, sino que genera otros problemas en todo el entorno familiar, hasta permear en toda la sociedad. Tanto así, que muchas veces normalizamos actos que suman a otros actos y llevan a resultados dolorosos.
¿Quién te da miedo?
La única persona que puede cometer un feminicidio es un hombre. Para que los hombres no cometan actos violentos contra mujeres deben respetarlas por sobre cualquier circunstancia. Este respeto entre personas no es un valor que nos ganamos con nuestros actos; sino que es un derecho humano básico aplicado a todas las personas por igual. Cuanto antes podamos internalizarlo, más rápido podremos acabar con esta situación tan peligrosa para las mujeres.
Incluso con un mecanismo de castigo rígido, como ofrece nuestra legislación, con la pena máxima de hasta 30 años por casos de feminicidios, los casos aún mantienen un alto rango de afectación a las familias de compatriotas, en especial a las mujeres de nuestras familias. Esto denota una cultura machista inclinada hacia no respetar a las mujeres de la misma manera que respetan a otros hombres.
Básicamente, la movilización feminista del #25NPY, en su edición 2022, con el lema “Por nuestros derechos y contra todas las violencias”, busca visibilizar la difícil cotidianeidad de millones de mujeres y concienciar sobre la cantidad de casos reportados y los que aún están en el silencio. Esto, para llamar a las autoridades para reclamar mejores estrategias de actuación en los casos y también para llamar a todas las personas a unirse en contra de la violencia contra las mujeres.
Reconocer a todas las personas como iguales y respetarnos en nuestras similitudes y diferencias es lo que nos llevará a una sociedad libre. Estas libertades nos permitirán ocupar más mentes en el desarrollo social y redundará en beneficios. Es mucho más sencillo pensar profundamente en algo cuando estamos en un entorno cómodo y seguro.
Estas situaciones nos llaman como compatriotas a luchar por todas las mujeres que ya no están y por las que ya pueden añadir felicidad a sus vidas. La academia no puede quedarse atrás en esta misión tan importante que requiere más que nunca la educación y la inclusión de valores como la equidad y el respeto.
¡Sin violencia y con derecho para todas!